Capítulo 4
Esposa en la Sombra
Jessica tuvo que reconocer que Mari, la doncella de Yoona, era muy hábil con los cosméticos. La cara que se reflejaba en el espejo ya no estaba tan pálida y fatigada como antes. Cuando acabó de maquillarla, le dijo que debía ir al jardín, ya que el ilustre Juhyun acababa de volver y quería hablarle.
Jessica lo halló entre sus rosas. Al acercarse a él, dejó de examinar unas de un rojo tan oscuro que parecía casi negro y se volvió hacia ella.
“Son tan hermosas como cuando se cultivaron por primera vez hace seiscientos años. ¿No te parece, Jessica?”
“Sí, señor”
Juhyun la miró con expresión grave. “Me ha dicho tu madrina que te vas a casar con el conde Kim”
“Hemos… hemos decidido comprometernos”
“Un compromiso matrimonial es una promesa solemne. Y aunque deploro el modo en que se ha desarrollado su noviazgo, creo que debo darles mi bendición. He hablado con el conde, que me ha asegurado que no habrá más incidentes antes de la ceremonia. Pero los jóvenes son apasionados, por lo que la madam y yo hemos decidido que te hospedes en nuestra casa de Seúl hasta la boda. Eso eliminará la tentación y los rumores. Y seré yo quien tenga el privilegio de llevarte hasta el altar” dijo teniendo todo resuelto.
“Pero no hay necesidad de apresurarse tanto” imploró Jessica con voz ronca.
“Espero que no, pero tampoco hay razón para posponer la boda, como estoy seguro de que tu prometido te dirá”
Jessica volvió la cabeza y vio que Taeyeon se aproximaba sin prisas por el sendero.
El ilustre Juhyun dio a Jessica unas palmaditas en el hombro y cortó una rosa. “Una flor para los amantes” dijo al tiempo que se la entregaba. Después se dirigió hacia la casa.
“Pareces alterada, mia bella” dijo Taeyeon con frialdad al llegar a su lado.
“Lo estoy” respondió ella con voz temblorosa. “Por si no tuviéramos bastante con el compromiso, ya están organizando la boda. ¿Qué demonios pasa?” y añadió con furia “Ni soy tuya ni soy hermosa”
“No cuando me fulminas de esa manera con la mirada. Y la ropa que llevas no te hace justicia, pero tienes posibilidades. Me di cuenta anoche cuando no llevabas nada puesto” dijo con picardía.
Durante unos instantes, Jessica se quedó sin habla. “¿Cómo te atreves?”
“Fuiste tú la que encendió la luz. Y no estoy ciego” encogió los hombros.
“No” replicó ella con fiereza. “Y también tienes la facultad del habla, así que ve a la casa y diles que esto se ha acabado, que te he rechazado”
“Eso sería una estupidez. Sobre todo ahora que tenemos la bendición del ilustre y la de otros”
“¿A quién te refieres?”
“Vamos, no puedes ser tan ingenua ni tan tonta. Tienes que saber que Tiffany no es la única que ha conspirado este fin de semana”
“No sé de qué me hablas. ¿Vas a hacer lo que te he dicho?”
“No, porque no solucionaría nada, sino que complicaría enormemente las cosas. Ya te he explicado por qué necesito que el ilustre esté de mi lado. Y creo que tú sientes afecto por tu madrina. ¿Quieres que te impida volver a esta casa y te niegue su cariño? Porque eso será lo que pase. Y aún más, ¿te gustaría que se te conociera por haber sido mi amante? ¿Es ésa la notoriedad que deseas? ¿Y quieres que tu prima disfrute de su desagradable victoria y se ría de nosotros?” la miró arqueando la ceja.
“Pero… casarnos…” pronunció la palabra como si le causara repulsión.
“Gracias” dijo él con frialdad. “Yo tampoco deseo firmar mi sentencia de muerte. De momento, sólo estaremos prometidos. Pero un compromiso se rompe con facilidad. Sucede todos los días. Sólo tenemos que elegir el momento adecuado. Y dejaré claro que la culpa es mía. Que te he sido infiel, para que todos crean que ha sido una suerte que te libraras de mí”
“Ya veo que te acuestas con cualquiera”
“Y tú eres una arpía. Concedamos que ninguno de los dos es perfecto. Mientras tanto, te ofrezco esto” se sacó una cajita del bolsillo y la abrió.
Jessica miró el zafiro cuadrado rodeado de diamantes y tragó saliva. “No puedo ponérmelo”
“¿Eres alérgica a las piedras preciosas?”
“No puedo aceptar algo tan valioso. ¿Cómo es que llevas contigo algo tan caro?”
“Es de mi abuela. Me había prometido que, cuando fuera a casarme, me dejaría elegir un anillo de su colección para mi futura esposa. Y he elegido éste” dijo como si se tratara de nada.
“Pero a mí no me has elegido. Y no tienes intención de casarte conmigo, como la condesa sabe perfectamente. Así que todo es pura hipocresía”
“No, forma parte del acuerdo. Dame la mano” la miró a los ojos. “Por favor”
Ella se quedó callada mientras le ponía el anillo. No solía llevar joyas, por lo que el anillo le pesaba y le parecía un cuerpo extraño. Todavía sostenía la rosa del ilustre.
“¿Tienes más instrucciones que darme?”
“Instrucciones, no. Quizá una sugerencia” y la tomó en sus brazos.
Ella se quedó paralizada de la sorpresa mientras los labios de él se apoyaban en los suyos y la besaba con dureza, sin ternura ni deseo. Cuando ella comenzó a resistirse, la soltó.
“Ahora tienes la boca del color de esa rosa. Por fin parece que conoces las caricias de un amante. Y ahora vamos a hacer lo que debemos”
Después sólo recordó las caras de los presentes, sobre todo la de Tiffany, sentada al lado de su marido con una sonrisa en los labios, pero los ojos llenos de furia mientras el ilustre Juhyun anunciaba el compromiso y Taeyeon tomaba la mano de Jessica y se la llevaba a los labios.
La comida fue suntuosa, pero Jessica comió como un autómata. Luego hubo brindis. Le dolía la boca de intentar sonreír y de agradecer los buenos deseos, sinceros o no.
Al despedirse de Tiffany, ésta se volvió hacia Taeyeon y murmuró. “En hora buena. Eres muy listo”
Nichkhun le deseó que fuera feliz sin la menor convicción. “Es todo muy repentino, Jessica. Ni siquiera sabía que conocieras al conde Kim”
Ella no supo qué responderle. Taeyeon lo hizo por ella, sonriendo. “Pero debo agradecérselo a usted, señor Horvejkul. La conocí en una cena en su casa”
Más tarde, se ruborizó al oír a Taeyeon eludir cortésmente las preguntas sobre la fecha de la boda.
Por fin, sola e
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